CON... TACTO
28 abril 2017
24 MINUTOS DE MUSICA
24 minutos que son regalo estos días. Agradecer en la vida todas las alegrías, las penas, lo que has contado, lo que te han contado, lo que guardas como tesoros, la sensatez, la locura... el todo... encontrar la paz en unos ojos, un abrazo, un recuerdo, y confiar... conmovedora esta balada de Cleopatra...
11 agosto 2016
BRILLA NOCTILUCA
11 VUELTECITAS AL SOL. Cada vez agrandando más la órbita, encaminándote con tu buen corazón al mundo y la vida. Te deseo felidad amorcito de mi vida, siempre.
Un día entenderás que habla de tí esta canción encandilada...
Un día entenderás que habla de tí esta canción encandilada...
13 junio 2016
LOS HIMBA Y SU CANCIÓN DEL ALMA
La canción del alma en versión video
Una nueva versión a este post compartido antes, y una forma de volver a recordar cuando necesitamos entonar nuestra canción del alma.
Una nueva versión a este post compartido antes, y una forma de volver a recordar cuando necesitamos entonar nuestra canción del alma.
30 septiembre 2015
A PROPÓSITO DE DISCIPLINA Y OBEDIENCIA
Las mil y una cosas que nos ocurren en medio del ser padres. Del ser. Para un sentido u otro.
Hace días girando la neurona entre la formación de disciplina positiva, los ires y venires del trabajo de apoyo a padres en educación y en mi propia tarea.
Esa obsesión, una ordenanza necesaria, dentro de ciertos límites. Que obedezcan.
Desde ese minuto el principito me rondaba...
Reclamamos obediencia, y agradecemos la rebeldía. Bueno, al menos yo, hasta cierto punto la agradezco.
Pero el llamado a la obediencia parece partir primero por un llamado a nosotros mismos. Y es ahí donde el principito me resulta tan particular, en una conversación llena de sentido con el rey. Un rey que quería gobernar y mandar por sobre todas las cosas, pero que sobretodo reconocía la necesidad de fundamentar sus peticiones, en aquello que de verdad le podía ser dado.
y yo agregaría, que también en el respeto. Porque no hay disciplina cuando lo que tenemos es obediencia ciega. En la obediencia ciega hay temor. Hay temor a equivocarse, a no merecer amor. En la disciplina positiva, basada en el respeto mutuo, hay permiso para ser quién se es, porque se respeta tu esencia, porque confío en que lo harás de acuerdo a esa esencia, lo mejor posible, lo mejor que a tí se te puede dar. Yo estaré ahí para animar, para alentar, para aplaudir, para sacudir el polvo de las rodillas.
Sí. Estas últimas palabras son de la madre que también me habita.
Hace días girando la neurona entre la formación de disciplina positiva, los ires y venires del trabajo de apoyo a padres en educación y en mi propia tarea.
Esa obsesión, una ordenanza necesaria, dentro de ciertos límites. Que obedezcan.
Desde ese minuto el principito me rondaba...
Reclamamos obediencia, y agradecemos la rebeldía. Bueno, al menos yo, hasta cierto punto la agradezco.
Pero el llamado a la obediencia parece partir primero por un llamado a nosotros mismos. Y es ahí donde el principito me resulta tan particular, en una conversación llena de sentido con el rey. Un rey que quería gobernar y mandar por sobre todas las cosas, pero que sobretodo reconocía la necesidad de fundamentar sus peticiones, en aquello que de verdad le podía ser dado.
y yo agregaría, que también en el respeto. Porque no hay disciplina cuando lo que tenemos es obediencia ciega. En la obediencia ciega hay temor. Hay temor a equivocarse, a no merecer amor. En la disciplina positiva, basada en el respeto mutuo, hay permiso para ser quién se es, porque se respeta tu esencia, porque confío en que lo harás de acuerdo a esa esencia, lo mejor posible, lo mejor que a tí se te puede dar. Yo estaré ahí para animar, para alentar, para aplaudir, para sacudir el polvo de las rodillas.
Sí. Estas últimas palabras son de la madre que también me habita.
26 febrero 2015
DE AGRADECIMIENTOS Y EXPERIENCIAS
Suelo ser una obsesiva cuando hay alguna canción que despierta mi corazón y busco, busco y busco, sin quedarme tranquila hasta que encuentro.
La fortuna de ir hasta Salvador de Bahía, y reconocer en su gente una alegría divina, a sabiendas del sufrimiento de su historia. Una vuelta a Praia do Forte y en sus lindas calles, gente no sólo cantando... danzando. Una danza grupal a la que me sentí llamada, sintonizó con mi corazón y con lo sanadora que puede ser la energía cuando todo sincroniza para que así sea.
Este es el mantra que recogí, la canción del video, tan significativa hoy donde también veo cómo en la ciudad en que vivo el humo y la devastación de los incendios ha oscurecido un poco el semblante de todos. Entonces me nace cantar... "Yo quiero luz, yo quiero alegría, quiero fuerza pa cantar, todo el santo día".
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