Y de dos y de tres, y de los que sean necesarios que la vida nos pida.
¿Qué nos pasa cuando nos quedan situaciones inconclusas? Cuando queremos borrar, dejar atrás y hasta olvidar...
Hablaba hoy con una joven persona que quiere olvidar. Sin embargo quiere olvidar sin mirar, sin tocar, sin cerrar... ¿cómo abrir otra puerta y acercarnos a otro espacio cuando hay una puerta anterior que quedó abierta? Y la puerta nos llama y nos invita y nos invade de pronto, sin invitación, sin lógica... intempestivamente.
Es curioso. Esto me recuerda el tema de Julio Iglesias: “tropecé de nuevo con la misma piedra”. Apuesto a que Julio Iglesias llevaba la piedra en el zapato y culpaba al camino...
Para seguir avanzando, hay que darle importancia a cerrar, a estar en paz con uno mismo... sólo así el camino se vuelve a abrir de verdad... si no, es como una fantasía donde volvemos a transitar el mismo sendero, a cometer los mismos errores, a encontrarnos con un tropiezo que se explica allá... en el asunto inconcluso, en eso que nunca cerré... en el cierre al que nunca le di importancia...