07 febrero 2013

EMOCIONARSE


Hay un par de palabras que reverberan en mí desde hace mucho rato y de tal forma, que no he podido desasirme de ellas, y aquí vienen a irrumpir este post.

Tienen que ver con la importancia de emocionarse en la vida.  Es tener la idea de que si hay algo que te emociona, te marca a fuego, probablemente de un modo en que ni siquiera imaginas, pero en su minuto te hace saber que está ahí.

Compasión y Conmoción. Tienen que ver con ser y estar. Ser compasivo, estar conmovido.  Y aquí se revela lo obvio.  Lo compasivo me emociona, hasta de un modo algo lastimoso que me dan ganas de sacudir… la pasividad puede volverse densa y es entonces cuando lo sutil se vuelve necesario. Conmoverme –o conmoverse-  se despliega en toda su magnitud.  Hacer algo. Eso: ¡hacer algo!. 

Si detenerme, reflexionar, pensar, me sirve para algo, es precisamente para saber hacia dónde ir, hacia dónde debo moverme.  Y esa emoción de ambas palabras vivas confluyendo, le imprime sentido a lo que se intuía… y emociona, y te hace sentir vivo, en contacto. Para retirarse y volver a atender la emoción.