20 abril 2007

COMPROMETERSE ES CRECER

Esa era la frase del comercial que activó alguna neurona en mí para desvariar un rato, y a partir de la cual me han venido asociaciones que van desde la obvia evasión de compromisos, hasta el Síndrome de Peter Pan.
Está claro que uno no se puede comprometer a cualquier costo. Si hablamos de comprometerse en pareja, anda mucha gente incapaz de dar amor sin causar sufrimiento, que es precisamente el mal que todos tratamos de evitar. Aunque hay una ecuación recíproca: también puede ser que mi temor, mi no querer sufrir, mi no atreverme a comprometerme, le cause desconfianza al otro, e incluso sufrimiento y temor al sufrimiento... y entonces volvemos a quedar en completa soledad porque tuvimos miedo... y nos DESENCONTRAMOS.
Eso de “completa soledad” incluso podría ser cuestionable... claro, porque podemos acceder a sucedáneos de relaciones, encuentros que son sólo un espectro, que carecen de la profundidad que nutre espiritualmente... y entonces nos conformamos... y nos engañamos a nosotros mismos creyéndonos en compañía, cuando seguimos solos.
Pero qué nos pasa que no nos atrevemos a comprometernos? No queremos pololear, andamos. No queremos casarnos, convivimos. No queremos tener hijos: este no es un buen mundo para vivir... ¿o lo queremos pero no lo decimos -o admitimos-por si no resulta?
Para terminar sólo diré que tengo la impresión de que mientras más grandes, más pequeños... no nos atrevemos a crecer... y sólo para rematar, traigo a colación a Sábato... aunque en traducción personal, quien dijo algo así como que detestaba la prudencia, que no era otra cosa que cobardía disfrazada.

12 abril 2007

A PROPOSITO DE ESCOPETA!

Tanto como eso, no. En realidad, los comerciales de la Polar me han traido el tema de “crecer” a revolotear en la cabeza. Por supuesto, cada uno le encuentra el ajuste según su situación... Probablemente la Polar sienta que el público al que está accediendo está creciendo... Yo, me sitúo a través de los ojos de mis dos hijos, a quienes veo crecer vertiginosamente... preciosamente... orgullosamente...
Y caigo en la cuenta de mi compromiso en la vida, y miro la otra cara de la moneda, cuando veo en personas de mi generación, el temor... ¡qué temor! El pánico al compromiso... y es curioso que no necesariamente es al compromiso consigo mismos, sino al compromiso con otros... al compromiso que no es más que amor generoso y paciente... que también sabe de egoísmos e impaciencia, pero sobretodo no tiene miedo de ser vivido...
En eso estoy... viviendo... ni siquiera me alcanzo a cuestionar si tengo miedo o no lo tengo... sólo estoy... amando vertiginosamente... preciosamente... orgullosamente... a estos tres hombres que le dan un sentido distinto a mi vida...

Gracias por sus saludos por la llegada de mi Bruno Alonso, especialmente a la Anita que ha sido de lo más amorosa...