Una carta de navegación... o una brújula... hasta una carta astral... algo así necesité ayer en esa sensación de sentir-me perdida. Extraviada en la falta de certeza de tomar un rumbo tranquilizador para mi errática andanza. Al menos detenerme en el puente Lanalhue me dio un respiro mientras observaba desde lejos dos patos nadando despreocupadamente. Un puente que como puente, y sólo gracias a ser puente, me regaló un poco de certeza de saberme en tránsito...
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