Cuando una mujer, en algunas tribus de África, sabe que está embarazada, va al bosque con algunas amigas y juntas oran y meditan hasta que pueden oír la canción del niño concebido.
Saben que cada alma tiene sus propias vibraciones y éstas expresan el sabor y la finalidad del nuevo niño. Cuando las mujeres sintonizan la melodía de la canción la cantan y la cantan. Después vuelven a la tribu y se la enseñan a todos sus miembros.
Cuando el niño nace, la comunidad se reúne y le cantan su canción. Más tarde, cuando el niño comienza su educación, el pueblo se reúne y canta la canción del niño. Cuando pasa los ritos de iniciación a la vida adulta y cuando contrae matrimonio la persona oye su canción. Finalmente cuando el alma va a dejar este mundo, la familia y el pueblo se reúnen por última vez alrededor de su cama y le cantan su canción.
En esta tribu africana hay otra ocasión en la que todos cantan al niño. Si a lo largo de su vida esta persona comete un crimen o un acto antisocial, el individuo es llamado al centro del pueblo y todos formando un gran círculo le cantan su canción.
La tribu reconoce que la corrección por la conducta antisocial no tiene que ser un castigo sino un acto de amor y el recordatorio de su identidad. Cuando uno reconoce su propia canción, no tiene deseo ni necesidad de hacer nada que perjudique a los otros.
Un amigo es alguien que conoce tu canción y te la canta cuando la has olvidado.
Los que te quieren no se dejan engañar por tus errores o por la imagen negativa que tienes de ti mismo. Recuerdan tu belleza cuando te sientes feo; tu inocencia cuando te sientes culpable y tu finalidad cuando te sientes confundido.
La vida tiene que recordarnos siempre cuando estamos en sintonía con nuestra canción original y cuando no lo estamos.
22 julio 2013
15 julio 2013
CONSTRUIR FELICIDAD
Y quién no contribuya y ha salido de casa, que escuche esta canción a ver si se anima...
08 julio 2013
CONTRASTES DE ESPERANZA
Vengo de llenarme de risas silentes y ruidosas, de una arenga llena de simpatía que mi hijo de 6 años dedicaba a unas lombrices que mi otro hijo, el de 7, liberaba con total determinación en el jardín de la casa luego de que diéramos por terminado un experimento de naturaleza.
Rescaté esas palabras para un tuit, cuando caí en la cuenta de que llegaba como filosofía para cada ser humano que quisiera oírla. "¡Sean libres! ¡Vivan una vida simple y sobrevivan!" . Aunque un poco ascética en su segunda exclamación, el entusiasmo con que lo decía mi hijo, me hacía creer en que perfilaba para terapeuta... sin querer perfilarlo para nada -a ninguno de los dos- que no sea ser lo que su naturaleza y el respeto por sí mismos les llame a ser.
Eran palabras que me llenaban de esperanza, de fe en el buen vivir...
Y entonces me llega un cable a tierra. Un cable siempre sensible, que es una nota, un decir, y sobretodo un sentir...
Vinka Jackson tiene esa facilidad de sintonizarme con los contrastes, en sus notas en El Post. Esta vez hablando por una niña, que es también un poco ella misma y muchas más: Belén.
Una Belén irónicamente carente siquiera de un establo que le protegiera de los embates de la vida, evitables en todo caso. Una Belén para quién parece más válido en esta arenga, el concepto ¡SOBREVIVAN! -tan apasionadamente lanzada al viento en un jardín. Y en donde esta invitación a la sobrevivencia de las muchas Belén que existen, requiere de un llamado que también sea oído por quienes deben cuidar de ella ahora, que somos TODOS.
Ella tiene sus contrastes y aún así me niego a desterrarla.
ESPERANZA...
Soy una optimista sin remedio.
Rescaté esas palabras para un tuit, cuando caí en la cuenta de que llegaba como filosofía para cada ser humano que quisiera oírla. "¡Sean libres! ¡Vivan una vida simple y sobrevivan!" . Aunque un poco ascética en su segunda exclamación, el entusiasmo con que lo decía mi hijo, me hacía creer en que perfilaba para terapeuta... sin querer perfilarlo para nada -a ninguno de los dos- que no sea ser lo que su naturaleza y el respeto por sí mismos les llame a ser.
Eran palabras que me llenaban de esperanza, de fe en el buen vivir...
Y entonces me llega un cable a tierra. Un cable siempre sensible, que es una nota, un decir, y sobretodo un sentir...
Vinka Jackson tiene esa facilidad de sintonizarme con los contrastes, en sus notas en El Post. Esta vez hablando por una niña, que es también un poco ella misma y muchas más: Belén.
Una Belén irónicamente carente siquiera de un establo que le protegiera de los embates de la vida, evitables en todo caso. Una Belén para quién parece más válido en esta arenga, el concepto ¡SOBREVIVAN! -tan apasionadamente lanzada al viento en un jardín. Y en donde esta invitación a la sobrevivencia de las muchas Belén que existen, requiere de un llamado que también sea oído por quienes deben cuidar de ella ahora, que somos TODOS.
Ella tiene sus contrastes y aún así me niego a desterrarla.
ESPERANZA...
Soy una optimista sin remedio.
02 julio 2013
EL LADO BUENO DE LAS COSAS
El viernes recién pasado, que precedía a feriado, me di tiempo para disfrutar de una buena película. la quería ver desde hace rato y sí, se titula "El lado bueno de las cosas".
El lado bueno de las cosas parte de un modo complicado, con un hombre que viene saliendo de un centro de salud mental, después de descorazonarse por un engaño.
Y aunque ese sería largo tema donde quedarme dando vueltas, lo que quiero rescatar es precisamente cómo en medio del caos de reconstruirse a si mismo, situado en otro punto de su vida, todo comienza a recobrar sentido, todo vuelve a recuperar color.
Todos nos reconstruimos de diversos modos, todos sobrevivimos a situaciones diferentes del modo que nos es dado. Pero es un modo que nos trasciende, que se basa en la esencia que llevamos dentro.
"¡La vida te está retando!", le dice su padre. Y la verdad es que a todos la vida nos reta. Y no es fácil, a veces de verdad es una odisea sentarse a ver "El lado bueno de las cosas".
El lado bueno de las cosas parte de un modo complicado, con un hombre que viene saliendo de un centro de salud mental, después de descorazonarse por un engaño.
Y aunque ese sería largo tema donde quedarme dando vueltas, lo que quiero rescatar es precisamente cómo en medio del caos de reconstruirse a si mismo, situado en otro punto de su vida, todo comienza a recobrar sentido, todo vuelve a recuperar color.
Todos nos reconstruimos de diversos modos, todos sobrevivimos a situaciones diferentes del modo que nos es dado. Pero es un modo que nos trasciende, que se basa en la esencia que llevamos dentro.
"¡La vida te está retando!", le dice su padre. Y la verdad es que a todos la vida nos reta. Y no es fácil, a veces de verdad es una odisea sentarse a ver "El lado bueno de las cosas".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)