08 julio 2013

CONTRASTES DE ESPERANZA

Vengo de llenarme de risas silentes y ruidosas, de una arenga llena de simpatía que mi hijo de 6 años dedicaba a unas lombrices que mi otro hijo, el de 7, liberaba con total determinación en el jardín de la casa luego de que diéramos por terminado un experimento de naturaleza.
Rescaté esas palabras para un tuit, cuando caí en la cuenta de que llegaba como filosofía para cada ser humano que quisiera oírla.  "¡Sean libres! ¡Vivan una vida simple y sobrevivan!" .  Aunque un poco ascética en su segunda exclamación, el entusiasmo con que lo decía mi hijo, me hacía creer en que perfilaba para terapeuta... sin querer perfilarlo para nada -a ninguno de los dos- que no sea ser lo que su naturaleza y el respeto por sí mismos les llame a ser.
Eran palabras que me llenaban de esperanza, de fe en el buen vivir...
Y entonces me llega un cable a tierra.  Un cable siempre sensible, que es una nota, un decir, y sobretodo un sentir...
Vinka Jackson tiene esa facilidad de sintonizarme con los contrastes, en sus notas en El Post. Esta vez hablando por una niña, que es también un poco ella misma y muchas más:  Belén.
Una Belén irónicamente carente siquiera de un establo que le protegiera de los embates de la vida, evitables en todo caso.  Una Belén para quién parece más válido en esta arenga, el concepto ¡SOBREVIVAN! -tan apasionadamente lanzada al viento en un jardín.  Y en donde esta invitación a la sobrevivencia de las muchas Belén que existen, requiere de un llamado que también sea oído por quienes deben cuidar de ella ahora, que somos TODOS.

Ella tiene sus contrastes y aún así me niego a desterrarla.

ESPERANZA...

Soy una optimista sin remedio.


 




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