Y bueno! Nivel de estrés en baja, nivel de panza en alza, ideas que han dado vueltas y han regirado sobre sí mismas porque no había tenido la paz mental para atraparlas… así es que aquí regreso, si es que se le puede llamar regreso a esto.
Esperar la llegada del año nuevo me ha hecho revisar el tema de las creencias… y no me refiero sólo a la cucharada de lentejas, subir y bajar las escaleras con una maleta, o usar los famosos calchunchos amarillos en todas sus variantes (llámese calzones, bikinis, tangas, colaless, etc.) que finalmente – en forma científica o no- nos alimentan
No. A lo que yo voy, es a cómo nos influyen las creencias, y cómo la desesperación nos hace creer en cosas que son literalmente increíbles! Abundan estafadores de ilusiones, y gente dispuesta a creerles. Hace poco veía en las noticias acerca de un grupo “magia Blanca” o algo parecido, que prometía ayudar a unir, y también separar parejas… a sanarte de una enfermedad, y a no sé qué más… todo por una cifra nada desestimable… la plata llegó, pero las promesas no se cumplieron… y más aún, la angustia persistía… y se veía aumentada en ese darse cuenta de haber sido estafados.
Es cierto, creer es necesario, es una forma de buscar sentido… sin embargo es ESENCIAL CREER EN NOSOTROS MISMOS. Y es esto último, lo que deseo para este nuevo año que casi comienza, a cada uno que vuele por aquí.